A lo largo de 2024, la Unión Africana celebrará el «Año de la Educación de la UA». El objetivo es renovar el compromiso colectivo y la acción conjunta de los países africanos hacia la meta del Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 de las Naciones Unidas sobre educación, así como la Estrategia Educativa Continental para África, concebida para hacer realidad la educación para todos los niños y jóvenes de África.
Sin embargo, decenas de miles de niñas africanas abandonan la escuela cada año, muchas de ellas porque están embarazadas o tienen un hijo pequeño. Según un estudio encargado por el Comité Africano sobre los Derechos y el Bienestar del Niño, una de cada cinco adolescentes africanas queda embarazada antes de cumplir los 19 años.
Muchas no volverán a la escuela porque afrontan enormes barreras y tienen poco o ningún apoyo de las escuelas en uno de los momentos más vulnerables de sus vidas. A muchas se les niega el acceso a servicios básicos de salud sexual y reproductiva, como atención prenatal y postnatal, anticoncepción y atención al aborto. Esto repercute en la supervivencia y el desarrollo tanto de las niñas como de sus hijos.
El estudio del Comité Africano es claro: si los gobiernos no toman medidas rápidas para atajar y prevenir las altas tasas de embarazo adolescente y abordar los obstáculos a los que se enfrentan las niñas para asistir a la escuela, seguirán fallándoles a muchas niñas, así como a las generaciones futuras.
El progreso de los jóvenes en la educación está interrelacionado con las posibilidades de recibir una educación sexual integral, así como con el acceso a intervenciones de calidad en materia de salud sexual y reproductiva.
Para celebrar con éxito el Año de la Educación de la UA y avanzar en sus compromisos educativos, los países miembros de la UA deberían proteger los derechos de las niñas a la educación y, al mismo tiempo, proteger los derechos sexuales y reproductivos de los adolescentes. La UA debería desarrollar y adoptar directrices sobre la protección de los derechos de las estudiantes embarazadas y de las madres, que deberían servir como modelo de prácticas positivas en todo el continente.