Imagina que eres el dirigente de tu país... ¿Te reunirías con un dirigente de otro país responsable de atrocidades y buscado por crímenes de guerra?
Esta pregunta ha surgido dos veces en los últimos días, en sendas reuniones de alto nivel con el Presidente ruso Vladimir Putin. Putin es el principal responsable de las atrocidades cometidas por Rusia en Ucrania y es buscado directamente por la Corte Penal Internacional (CPI) por crímenes de guerra.
El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, se reunió con Putin la semana pasada. El Primer Ministro de la India, Narendra Modi, se reunirá con Putin hoy y mañana.
El cara a cara de Orbán con el presidente ruso en Moscú el viernes provocó una oleada de condenas de los socios de Hungría en la UE y de otros miembros de la CPI. Esto incluyó una declaración muy inusual del responsable de Asuntos Exteriores de la UE, subrayando que se trataba puramente de una reunión bilateral entre Hungría y Rusia, no relacionada con el hecho de que Hungría ostente actualmente la presidencia rotatoria de la UE.
Aun así, como señaló mi colega Iskra Kirova, la reunión corría el riesgo de "ser una afrenta a las víctimas de graves abusos en Ucrania".
La reunión de Putin con Modi, primer ministro de la India, suscita ahora la misma preocupación, con un ángulo adicional para todos los ciudadanos de la India con cierto sentido de la historia. Meenakshi Ganguly y Rachel Denber, de HRW, le recordaron a Modi en un artículo publicado en el medio indio Scroll:
"Las tácticas de Rusia reflejan las de los ejércitos coloniales, algo contra lo que debería pronunciarse el primer ministro de un país que sufrió el azote del colonialismo".
Los líderes tienen diversas estrategias para intentar hacer frente a la mala óptica que supone reunirse con personas vinculadas a atrocidades. Tanto Orbán como Modi se han reunido ya con Putin desde la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia, normalmente en términos de esfuerzos de paz o alegando que están mencionando los abusos de Rusia en privado.
Las víctimas de las atrocidades rusas en Ucrania difícilmente encontrarán alentadora esta "diplomacia silenciosa", dada su falta de resultados sobre el terreno, donde las atrocidades continúan.
Esto nos lleva de nuevo a la pregunta general: ¿debería alguien reunirse con líderes tan abusivos? - y quizá también a una respuesta general.
Lo que estas reuniones consiguen para los dictadores abusivos es obvio: una sesión fotográfica que les ayuda a afirmar que todo es normal, que no son unos parias y unos fugitivos de la justicia. Si estas personas se reúnen conmigo, no puedo ser tan terrible como afirman mis enemigos, ¿verdad?
Pero, ¿qué consiguen esas reuniones para las personas que están siendo masacradas y torturadas? La cuestión, por tanto, no es realmente si celebrar una reunión o no, sino cuál es tu objetivo al celebrarla y qué cuestiones vas a plantear.
Si una reunión con un líder abusivo puede servir para llamar la atención sobre el sufrimiento de las víctimas y pedir que se ponga fin a las atrocidades -públicamente, no en privado-, quizá merezca la pena celebrarla.
Orbán fracasó en esa prueba la semana pasada. Veamos cómo lo hace Modi hoy y mañana.