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Aún no estamos fuera de peligro: Reglamento contra la deforestación

Boletín informativo, 28 de mayo de 2024

Líderes indígenas originarios de Brasil protestan contra la destrucción de la Amazonía contiguo a la Comisión Europea en Bruselas, Bélgica, el 5 de noviembre de 2019. ©

Los árboles. A todo el mundo le gustan los árboles.

Nos encanta mirarlos, pasear entre ellos. También nos encanta poder disfrutar de un planeta habitable y respirar, dos cosas que los árboles nos ayudan a hacer extrayendo dióxido de carbono de la atmósfera y bombeando oxígeno.

Sin embargo, estamos destruyendo árboles a un ritmo alarmante. El año pasado, el mundo perdió por minuto el equivalente a casi diez campos de fútbol de bosques críticos para el clima.

El problema es que, aunque nos encantan los árboles, también nos gustan cosas como la madera, el aceite de palma, la soja, el café, el cacao, el caucho y el ganado. La agricultura industrial es, con diferencia, la principal causa de deforestación en todo el mundo, y el comercio mundial de estos siete productos, y de sus derivados, es uno de los principales responsables. 

La deforestación es la segunda fuente de emisiones de gases de efecto invernadero causantes de la crisis climática, después de la quema de combustibles fósiles. Una vez talados, los árboles no sólo dejan de absorber dióxido de carbono, sino que también liberan el carbono que almacenan: un doble golpe para el clima.

Es esencial frenar la deforestación en todo el mundo, pero es difícil llegar a un acuerdo global. Esto se complica aún más por el hecho de que la mayor parte de la deforestación se produce en los trópicos, mientras que una gran proporción del consumo de estos productos tiene lugar en otros lugares. 

El verano pasado, la Unión Europea adoptó una nueva ley que reconoce el papel desproporcionado de Europa en la deforestación mundial. El Reglamento de Productos Libres de Deforestación (EUDR) de la UE se centra en el comercio mundial de los siete productos mencionados.

El nuevo Reglamento exige a las empresas de la UE que garanticen que lo que importan y exportan no se haya producido en tierras deforestadas después del 31 de diciembre de 2020. También tienen que garantizar que estas materias primas se producen en condiciones que cumplen la legislación sobre derechos de uso de la tierra, derechos laborales y otros derechos humanos. Las empresas tendrán que empezar a cumplir la nueva normativa a partir de enero del año que viene.

Varios países han tomado la iniciativa. Varios Estados miembros y no miembros de la UE se reúnen esta semana en Madrid en una cumbre para seguir impulsando materias primas sostenibles y libres de deforestación.

Y eso es bueno, porque en el contexto de las próximas elecciones en Europa, también estamos viendo intentos de oposición. Algunos políticos han atacado la nueva normativa y han pedido que se retrase su aplicación. Algunos grupos de presión empresariales siguen presionando a favor de sistemas voluntarios en lugar de la regulación, ignorando su historial de fracasos.

Ni los retrasos de los políticos ni las promesas de buena voluntad de las empresas solucionarán la deforestación mundial. Si así fuera, no estaríamos perdiendo diez campos de fútbol de bosque cada minuto.

Necesitamos esta normativa. Necesitamos los árboles.

 

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